sábado, 13 de septiembre de 2014

No buscaba a nadie, y entonces te vi.

No buscaba a nadie, y entonces te vi, con tu alegría desenfrenada, con tus miradas que dicen más que un millón de palabras, con esos labios que me haría recorrer el desierto más grande con tal de calmar mi sed en ellos, con tu increíble poder por hacerme reír, con tus vaciles, con tus besos, con tus abrazos, con tus sonrisas, con tus extrañas manías y por encima de todo, con mis inmensas ganas de saber cada pequeño y absurdo detalle de ti.

¿Sabes? Nadie antes me había hecho interesarme tanto. Eres tan diferente. Me gustaría saber que piensas cuando observas algo pero no hablas, o que sientes cuando llueve, que música escuchas cuando estás triste y qué otra cuando eres feliz, tu número favorito, tu comida favorita, tus manías, tus virtudes, tus puntos débiles, me gustaría saber hasta que punto eres capaz de defender algo que de verdad quieres.

No sé que pasa contigo, pero siento que de verdad me entiendes, y me gusta tu bordería porque yo también la tengo, adoro meterme contigo y llevarte la contraria, y hacer que te rías, o que te muerdas la lengua cuando te vacilo, porque sé de sobra que te encanta vacilar y odias ser vacilado. Eres igual a mí pero completamente diferente.

No sé que pasa conmigo, pero cada vez que te vas, los ojos se me llenan de ganas de volver a verte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario