jueves, 8 de septiembre de 2016

Siempre, otra vez

Siempre que alguien quiere entrar a mi vida de forma especial, o importante, como queráis decirlo, les advierto de que no soy fácil, que no dejo entrar en mi vida a cualquiera que pueda dejarla patas arriba. Me cuesta mucho confiar en la gente y mostrar mi cariño hacia ellos, y no porque no sea confiada, ¡qué va!, pero con los años, he aprendido que se puede confiar en pocas personas, y con tiempo.
¿Y sabéis? Me dicen que no les importa, que van a conseguir que vuelva a confiar en alguien, que van a lograr hacerme ver el mundo con otra perspectiva, que aguantarán mis manías para que yo pueda aguantar las suyas, que se harán un hueco en mi vida y yo en la suya, que me van a demostrar que de verdad quieren formar parte de mi rutina ¿Y qué que les digo yo? Yo solo me rio, les reto a intentarlo mientras empiezo a contar los días que quedan para que se rindan.
No les culpo realmente, quizá sea demasiado dura, quizá pida demasiado

martes, 22 de septiembre de 2015

Mirar, escuchar, pensar, contar.

Hoy en clase de comunicación nos hablaron de la importancia de las cosas que decimos y de la importancia de como decimos esas cosas. De una manera porcentual, las cosas que decimos solo importan un 7%, mientras que el como las decimos importa un 93%, es decir, el tono, nuestros gestos, tonos, miradas… O sea, nuestra comunicación no verbal. También explicaron lo relevante que puede ser el tipo de relación que tenemos con la persona que nos comunicamos, ya que según esta tendremos gestos diferentes al comunicarnos. Al mismo tiempo nos advirtieron de que si alguien que te conoce de verdad, sabe cuando tu lenguaje corporal es diferente, nota el cambio y es completamente imposible ocultárselo.

Cuando hablaron de esta parte pensé en ti, ¿sabes? Recordé las tantísimas veces en las que me preguntabas que qué me pasaba nada más verme, solo porque venía andando con la cabeza baja o simplemente porque te miraba diferente. Creo que eso es algo poderoso, quiero decir, conocer el estado anímico de una persona solo por una mirada es algo realmente poderoso difícil de conseguir con cualquier persona. A veces pienso que nadie sabrá mirarme como tú lo hacías, analizando cada milímetro de mi cara, cada gesto por mínimo que fuera… También creo que jamás miraré a nadie como te miraba a ti, con ilusión por cada uno de tus gestos y cada una de tus miradas, pero quizás la cuestión sea encontrar a alguien que me mire de una manera diferente, y a quien mirar como nunca he mirado antes, de un modo tan increíble como nos mirábamos tú y yo.

Explicaron lo fundamental que es saber mirar con atención, pero también recalcaron la importancia de saber escuchar, y de saber pensar para poder escribir y comunicarnos correctamente. En ese momento me volví a acordar de ti, ¡qué menos! Me escuchabas como nadie, y siempre siempre sabías que debías decirme. Yo escuchaba las típicas historias de tus aventurillas, y a pesar de que nunca creí que supiera escuchar a alguien tan bien como tú me escuchabas, lo intentaba, y te juro que recuerdo cada una de esas historias, con cada detalle, porque lo que realmente sabía hacer era admirarte, te ponías inmensamente feliz cuando las contabas, y eso era digno de admirar.

En cuanto a lo de pensar… Sí te recordé, pero quizás no en la manera que me habría gustado. Recordé los últimos días, cuando tenía que pensar todo lo que quería decir antes de decírtelo a ti, tenía que cuidar lo que decía y sobre todo como lo decía, y no dejaba de pensar que sería de mí o que sería de ti, o hasta que punto aguantaríamos fingiendo ser algo que ya no éramos, algo que hacía mucho que dejáramos de ser. ¿Que si contigo aprendí a pensar? Joder sí, sí aprendí.

Pero después de todo, es hora de que te agradezca todo, me has enseñado a mirar la vida con detalle, a escuchar con interés, me interesase o no lo que oía, y sobre todo me has enseñado a pensar, a pensar en todo lo que me rodea, me afectase de forma directa o no. En cierta manera, aunque en su debido momento no lo viese así, me has enseñado a comunicarme con el mundo, pero sobre todo, me has enseñado a comunicarme conmigo misma.


Gracias a ti, sé mirarme como debería, sé escuchar lo que quiero decirme, y sé pensar en mí.

domingo, 2 de agosto de 2015

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Después de que el corazón se detenga, todavía hay siete minutos de actividad cerebral. Siete minutos; cuatrocientos veinte segundos, donde el cerebro reproduce todos los mejores momentos de la vida, como si así el camino a la extinción fuese más fácil. Cada persona ve cosas diferentes; algunos ven días de verano en un parque, mientras otros ven una noche tranquila con un libro en la mano. Algunos ven su baile de graduación mientras otros recuerdan su treinta cumpleaños. 
Yo te veo a ti. 
Veo el brillo de tus ojos a primera hora de la mañana. Quedan seis minutos. Veo los hoyuelos en tus mejillas, demasiado adorables para pasar como desapercibidos. Quedan cinco minutos. Veo la manera en la que los ojos se te cierran cuando sonríes. Quedan cuatro minutos. Veo el arrepentimiento de haber pronunciado aquellas palabras, ojalá mi lengua nunca las hubiera articulado. Quedan tres minutos. Veo las grietas que nuestros ultimátum comenzaron a crear. Quedan dos minutos. Veo nuestros fragmentos viniéndose abajo. Eran hermosos, como un millón de diamantes cayendo del cielo. Me recordaron a nosotros por lo rápido que se disiparon después de tocar el suelo. Queda un minuto. Es una pena. Nos arrastramos y nos elevamos, y al final, creamos un lugar donde a penas hay felicidad. Cero.

jueves, 22 de enero de 2015

I don't even know what love is

No estoy segura de lo que es el amor. Supongo que es esa llamada a las diez de la noche para hablar de cualquier cosa sin relevancia. Creo que es esa risa acompañada de un "eres imbécil". Puede que sea una vídeo-llamada sólo para verle antes de dormir. Quizás amor sea cantar su canción favorita cambiando la letra para oírle reír. Puede que sea lo que sientes cuando te pregunta porque le  miras de esa manera. Algo inesperado y sorprendente, todo lo contrario a lo que buscabas. Quizás sea esa sensación de echar de menos cuando todavía no te has despedido. Amor es tener miedo de que se vaya pero simplemente confiar en que no lo haga, es asustarse de que conozca ciertas partes de ti y mostrárselas de todas maneras. Es hacer el desayuno cada mañana y bailar en la cocina pisándole los dos pies. O puede que sea un día de lluvia en el sofá sin necesidad de otra cosa que no sea su piel, su boca o sus manos, y que el mayor regalo sea pasar una noche juntos. Quizá sea ser feliz con lo que tienes y ser completamente consciente de ello. Puede que amor sea esa necesidad de cuidarlo en su debilidad y estar a su lado en su fortaleza. Simplemente puede ser ese mensaje de buenos días de cada mañana o ese post-it de la nevera con un te quiero escrito. Amor es aquello que no te deja pensar en quién estuvo antes ni si habrá alguien después. El sencillo caso de esperar a que entre en su casa antes de irte para asegurarte de que está bien. Creo que el amor es que el mínimo detalle te recuerde al más feliz momento juntos.

Para ser honesta, no sé que es el amor, ni sé cuanto dura, ni cuanto efecto tiene en nosotros, pero es increíblemente mágico. Tiene el gran poder de convertir a la persona menos romántica en la persona más detallista y a la que no cree en los "para siempres", rogando uno, el amor es capaz de desprender ilusión a quien lo padece y, al fin y al cabo, ¿Hay algo más mágico que la ilusión?


martes, 23 de septiembre de 2014

Here is life.

Hace tiempo que me he fijado en el símbolo que a mi parecer, mejor representa el sentido de la vida, el llamado yin yang, el equilibrio perfecto entre la luz y la oscuridad, entre lo bueno y lo malo, entre la alegría y tristeza. El yin yang es un símbolo dinámico. Muestra la continua interacción de dos energías y su equilibrio: como tal es un símbolo de armonía. Es un símbolo que crea igualdad, pues sin el yin no podría existir el yang y al revés, igual, y sin la interacción de ambos, no se genera vida. No existe nada opuesto entre el yin y el yang. Cuando una de las dos energías llega a su máxima expresión, inicia la transformación en su opuesto: esto es lo que representan los dos puntos en el símbolo. En su máxima expresión, el yang contiene una semilla del yin, tanto como el yin contiene la semilla del yang.
El yin en su significado originario es frío y el yang es calor.

Analizándolo parte a parte es aún más bonito, veréis primero está el yin, que representa la parte buena de la vida, el amor, la felicidad, el éxito, la verdadera amistad, el día, la bondad, el lado positivo de todo, sin embargo en el yin, hay un pequeño punto negro, que muestra que todo lo bueno tiene una parte mala, creo que es un recordatorio de que nunca debemos bajar la guardia.

La otra parte, es el yang que representa la parte mala de la vida, la oscuridad, la tristeza, una decepción, una traición, un desamor, la maldad, el fracaso... Pero igual que en el yin había una parte mala, en el yang hay una parte buena, la que nos hace ver que siempre podemos estar peor de lo que estamos, que todo tiene una parte positiva, como el fracaso, fracasar siendo positivo sólo significa que has aprendido una manera más de cómo no hacer algo, y que pronto encontrarás la manera de cómo hacerlo. 

El yin yang simplemente representa la vida, todo lo bueno con su lado malo, y todo lo malo con su parte buena, muestra que todo está en un perfecto equilibrio, que siempre hay que desconfiar en lo bueno y buscar la parte buena a lo malo.




sábado, 13 de septiembre de 2014

No buscaba a nadie, y entonces te vi.

No buscaba a nadie, y entonces te vi, con tu alegría desenfrenada, con tus miradas que dicen más que un millón de palabras, con esos labios que me haría recorrer el desierto más grande con tal de calmar mi sed en ellos, con tu increíble poder por hacerme reír, con tus vaciles, con tus besos, con tus abrazos, con tus sonrisas, con tus extrañas manías y por encima de todo, con mis inmensas ganas de saber cada pequeño y absurdo detalle de ti.

¿Sabes? Nadie antes me había hecho interesarme tanto. Eres tan diferente. Me gustaría saber que piensas cuando observas algo pero no hablas, o que sientes cuando llueve, que música escuchas cuando estás triste y qué otra cuando eres feliz, tu número favorito, tu comida favorita, tus manías, tus virtudes, tus puntos débiles, me gustaría saber hasta que punto eres capaz de defender algo que de verdad quieres.

No sé que pasa contigo, pero siento que de verdad me entiendes, y me gusta tu bordería porque yo también la tengo, adoro meterme contigo y llevarte la contraria, y hacer que te rías, o que te muerdas la lengua cuando te vacilo, porque sé de sobra que te encanta vacilar y odias ser vacilado. Eres igual a mí pero completamente diferente.

No sé que pasa conmigo, pero cada vez que te vas, los ojos se me llenan de ganas de volver a verte.


jueves, 21 de agosto de 2014

Cuarta carta.

Has cambiado. Ya no eres la persona a la que empecé a escribirle estas cartas, ya no eres la misma persona. Yo supongo que también he cambiado, pero es como si quisieras borrar todo el pasado, yo me niego a hacer eso, porque creo que es como cerrar los ojos a la realidad y mira, no tengo claro aún que quiero en un futuro, pero hoy no quiero olvidar, quiero pasar página de una vida pasada, de una vida que parece años de ella.

Estoy bien ahora, ¿Sabes? Estoy realmente bien ahora y aunque suene algo egoísta todavía no sé si quiero pensar que tú también lo eres, todavía no sé si quiero que me eches en falta. Tengo claro que tengo que debo elegir lo mejor, lo que me haga sentir viva, pero no es tan fácil, sé lo que busco ahora pero tengo miedo a lo que buscaré en un futuro, muy muy cercano.

He comprobado que me he vuelto más fría, ¿Lo peor de ello? Que no me disgusta, si soy fría no siento, si no siento no me encariño, y si no me encariño no me duele que alguien se vaya.

Creo que mi mayor problema ahora mismo, es que aunque pasé página, todavía tengo el dedo evitando que la anterior página se pierda con las demás. No sé como explicar esto.

Esta carta me ha llevado más tiempo del que creía, la empecé un día que te echaba de menos, y la dejé a medias, supongo que la terminaré hoy, hoy que no te echo de menos. Ha pasado ya un mes y algo desde que no sé que piensas o cómo te sientes, y de alguna manera quiero que esto siga así, tengo tantísimas dudas sobre que yo podría volver a enamorarme de ti, de quién eres ahora... ¿Sabes? A veces pienso lo felices que éramos y envidio a mi antiguo yo, pero es que ahora soy tan yo así, no me importa lo que los demás piensen, aprendí a divertirme y a reírme de la vida si ella se ríe de mí y con ella si está a mi favor. Estoy aprendiendo a vivir sola, siendo sólo yo, me veo tan fuerte ahora, de verdad, creo que ahora mismo nada sentimental puede afectarme. Puede que al principio echara de menos nuestra estabilidad, los mensajes de buenos días y buenas noches todos los días, pero siendo sincera contigo una vez más, no volvería atrás en el tiempo para arreglar las cosas ahora mismo, tengo tanta curiosidad por mi nueva vida... Dicen que la curiosidad mató al gato, pero quizás merezca la pena averiguar que hay más allá de ti, creo que de verdad vale la pena. Aunque de alguna manera, no ahora ni mucho menos, pero quizás en un par de años, no vería raro volver a algo, no sé a qué pero volver a algo.

¿Sabes algo que sí echo de menos? Ayudarte cuando estás mal, no me gusta ver a nadie mal y menos a ti, no sé que hacer cuando te veo mal, simplemente pregunto si estás bien, y siendo nosotros eso es una mierda.

En fin, supongo que esta será mi última carta, no tengo ya la necesidad de seguir escribiéndote, ya aprendí a andar sola mi camino, es lo que necesitaba, ahora no me apoyo en nadie y eso está bien. No sé que será de nosotros pero quiero que pienses que me irá bien a partir de ahora y yo haré lo mismo, quién sabe que me deparará el futuro, o a ti, quizás nos enamoremos de personas increíbles, estoy segura de ello.
Gracias por escucharme esta última vez.

sábado, 2 de agosto de 2014

Tercera carta.

Hace tiempo que no me paro a escribirte y decirte como me están yendo las cosas. Cuando esto pase quiero que pienses que todo me está yendo bien, aunque en ese momento no sea así, encontraré la manera de que lo sea e igual que yo pensaré lo mismo por ti.

Te he vuelto a ver, y me he sorprendido a mi misma, ¿Sabes? No me ha importado verte, he hablado contigo como hablaba antes de todo lo que pasó, antes de ser nosotros como uno, y creo que me he sentido bien pudiendo hablar contigo como antes de ... nosotros. Es como si en una parte yo hubiera reiniciado todo lo que sentía hacia ti. Sé que estas molesto conmigo y no te culpo por ello, entiendo que lo estés, pero era inevitable que uno de los dos lo hiciera antes. 

Tengo la impresión de que has cambiado, y no quiero que cambies, ni quiero que te metas en malos asuntos, que ya no te vea de esa manera no quiere decir que no fueras muy importante en mi vida y no quiera cuidarte. Algún día te prometí que siempre iba a estar contigo y aunque no sea este nuestro mejor momento, esa es la promesa más fuerte que te he prometido nunca y ten por seguro que voy a cumplirla. No sé que nos depara el futuro a una visión de largo tiempo, pero pase lo que pase espero poder llegar a ser la primera persona a la que le cuentes que te pasa, o que sientes, o que me hables porque simplemente quieres hablar conmigo. No me perdonaría que tú y yo no nos habláramos más. Fuimos una sola persona, queda absolutamente prohibido terminar, de cualquier manera.

He estado pensando algo, tú y yo empezamos a hablar de pura casualidad, ¿Recuerdas? Y nos fue bien, me he planteado si separamos los caminos por un bache o porque era inevitable, y ahora me pregunto, si esto es definitivo. La verdad, cada vez veo más difícil volver a ti, pero en fin, supongo que todo ocurre por algo, ¿No? Quizás era necesario esto, para mejorar, o porque nos espera alguien mejor, quién sabe,¿Eh? Estoy impaciente por saber que nos espera el futuro, a mí, o bueno, a nosotros, o a ti, no lo sé.

¿Puedo decirte algo? Me ha pasado algo muy curioso, ha sido raro verte, quiero decir, ya no recordaba ni la forma ni el color de tus ojos, ni tu boca, ni tu ropa, ni tu pelo, ni la silueta de tu cuerpo, ya no recordaba como era hablar contigo, ni tu risa, ni tu prisa por todo. Dicen que el tiempo y el olvido son como gemelos, que vas echando de más lo que un día echaste de menos. Creo que las últimas veces que te he visto, siempre estabas fumando, o bebiendo, o queriendo hacerlo, ¿Puedo preguntarte por qué esa necesidad? Creo que yo no la tengo, oh, bueno, creo.

¿Sabes? No sé que echo de menos ahora, pero todavía hay algo que me falta, quizás me eche de menos a mí, ¿He cambiado? No lo tengo claro, no quiero hacerlo, pero la gente cambia cuando aprende, supongo que teniendo más daños que años es necesario cambiar. Creo que soy más fría. 

Releyendo esta carta, me he dado cuenta, que utilizo demasiado las palabras "creo" y "supongo", en fin, no hacen falta más explicaciones de mi situación ahora. Quizás sea eso lo que echo de menos, estar segura de toda mi vida, de todas las decisiones, de todo lo que hago, digo y demuestro. Sí, de verdad creo que es eso. 

En una parte, me gusta estar sola, me gusta depender sólo de mí misma, poder hacer lo que quiera, cuando quiera, porque haga lo que haga, diga lo que diga, sólo me afectará a mí, antes también te afectaba a ti, y no quería hacerte daño, nunca quise. Me gustaría saber si tú también le das vueltas, porque yo desde el adiós, la mayoría de los días sí se las doy, cada vez menos, y menos, y menos, y menos, muchísimo menos ahora, y supongo que llegará un día que ya no se las dé, o que tenga claro que hacer. Oh, vaya, "supongo" otra vez. 

Antes de firmar otra carta más quiero añadir que no he hecho nada por hacerte daño, y lo digo porque quizás crees que sí, lo siento, todavía no sé a donde voy y estoy intentando encontrar mi manera, y probablemente me equivocaré mucho buscándola.

Gracias por volver a escucharme, me gustaría escucharte yo a ti, lo que piensas y lo que sientes, pero vaya, todavía ni sabes que existen estas cartas. De verdad me pregunto si llegarás a leerlas algún día, supongo que no.





Paola